El recorrido se inicia junto a la Politécnica. Hay que descubrir un cartel y una señal de senderismo, justo debajo del puente de la autopista a Barcelona. Una vez atravesada la nueva avenida de Alboraya, se extiende ante nosotros un larguísimo carril-bici que nos llevará hasta Meliana. La Vía Augusta no iba por aquí, sino por la calle Sagunto y Tavernes Blanques, pero es preferible este camino a esa abarrotada carretera.
Camino de Alboraya podemos contemplar los escaso restos de la famosa huerta valenciana. Los campos de chufa y las alquerías confieren al paseo unperfil etnológico.
¡Primera sorpresa!. Justo junto al carril, descubrimos en un jardín, a las afueras de Alboraya, ¡ un puente romano!. Además está excelentemente conservado.
Camino de Alboraya podemos contemplar los escaso restos de la famosa huerta valenciana. Los campos de chufa y las alquerías confieren al paseo unperfil etnológico.
¡Primera sorpresa!. Justo junto al carril, descubrimos en un jardín, a las afueras de Alboraya, ¡ un puente romano!. Además está excelentemente conservado.
El trayecto sigue hasta que llegamos al barranco del Carraixet, donde lamentamos el atentado ecológico que han hecho al "forrar" sus orillas de piedras con malla de alambre. A nuestra derecha, cerca del mar, la Ermita dels Peixets y ante nosotros la huerta de Almácera, con el grandioso Palacete de Noya a nuestra derecha.
Cuando llegamos a Meliana, ¡se acabó lo bueno!. El carril termina y tenemos que continuar la Via Augusta por las carreteras agrícolas, asfaltadas, estrechas y con numerosos desvíos que retrasan mucho la marcha.
Cuando llegamos a Meliana, ¡se acabó lo bueno!. El carril termina y tenemos que continuar la Via Augusta por las carreteras agrícolas, asfaltadas, estrechas y con numerosos desvíos que retrasan mucho la marcha.