viernes, 24 de noviembre de 2006

Por Borriol



La etapa de Borriol fue monográfica. Había tantas cosas que ver, que decidí pasar la mañana recorriendo la zona. Para empezar, es famosa por los miliarios que se encontraron en su término.

Además la configuración actual del pueblo, respeta la estructura de ciudad de la vía romana. Alargada, en dirección norte-sur, mantiene algo de la esencia del pasado.

Dimos comienzo a la ruta, visitando el castillo ( de origen romano), al que no pudimos acceder por lo escarpado del terreno.
Proseguimos el recorrido por las callejas recoletas y nos acercamos al museo arqueológico, en el que pudimos observar un par de miliarios( eso sí, desde la calle) y el Portal de la Parreta, el único que permanece de la antigua muralla.

Ya en la calle principal, siguiendo la ruta de la Vía Augusta, nos acercamos a la ermita de San Vicente. En ella se encontró otro miliario, también depositado en el museo. Fue sustituido por otro similar, al que las gentes de la comarca confieren carácter mágico y benefactor.

La última etapa de la mañana fue la subida al Calvario, desde el que pudimos disfrutar de hermosas vistas y vislumbrar en el horizonte el camino que otro día emprenderemos y que nos llevará a la Pobla Tornesa, próxima etapa de nuestro recorrido por la Vía Augusta.